Se llama Conspiración de Querétaro a un movimiento clandestino nacido en la ciudad de Santiago de Querétaro en 1810. Se toma generalmente como el antecedente inmediato de la Guerra de Independencia de México, dado que fue este grupo el que comenzó la lucha armada por la emancipación de la Nueva España con respecto a la Corona española. El objetivo primordial de la Conspiración de Querétaro era constituir una junta gubernativa que tomara el poder a nombre de Fernando VII.
Se discute si la figura central de la conspiración fue Miguel Hidalgo y Costilla, el cura del pequeño pueblo de Dolores, o bien, si el liderazgo era ejercido por Ignacio Allende, militar por formación, adscrito al cuerpo de dragones de la Reina. Las reuniones de los conjurados se llevaban a cabo en la casa de Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro. El grupo conspirador tenía pretendido alzarse en armas el mes de diciembre de 1810 en San Juan de los Lagos, Jalisco, pero fueron descubiertos en septiembre de ese año.
La independencia de México fue obra, sin duda, de las clases privilegiadas, primero de los criollos, a partir de 1810 y después (1819 en adelante) de los propios españoles puros o peninsulares que veían con temor el restablecimiento de la Constitución de Cádiz y demás reformas liberales. Aquí encontramos la causa o condición política que hace posible una revolución, el descontento de un sector económicamente solvente y poderoso, además de ilustrado, que se anima a promover la revolución, organizándola, dirigiéndola y, por supuesto beneficiándose de la misma. Esto no quiere decir que las clases populares, explotadas y totalmente desprotegidas, no hayan participado en este movimiento, que aunque fueron utilizadas como carne de cañón, al no mejorar su calidad de vida después de 1821, sí hubo intentos y disposiciones importantes para tal fin, pero que no se concretaron, ya que se dieron en plena lucha por la in dependencia. El movimiento en sus inicios, con Hidalgo fue desordenado y violento, después Morelos se encargaría de organizarlo y disciplinarlo teniendo su mejor momento. Con la muerte del caudillo Morelos, a partir de 1816 la lucha entra en una etapa de decadencia, sin embargo, a partir de 1819 los cambios ocurridos en España fueron determinantes para consumar la independencia, de tal manera que los que habían luchado una década contra el movimiento, los aristócratas, los más altos funcionarios de la administración colonial, el alto clero, ahora se pasaban a las filas de la insurgencia, pero, con el propósito de proteger sus intereses de los vientos reformistas que estaban llegando de la metrópoli española.
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